Salud ginecológica
La salud pélvica femenina, esa gran abandonada hasta estos últimos tiempos.
Menopausia, prolapsos, dolor menstrual, infecciones recurrentes, histerectomías… Todo esto puede beneficiarse de la fisioterapia del suelo pélvico.
«El dolor menstrual es normal», «las relaciones sexuales son dolorosas»… Por no hablar de todo lo que rodea a la menopausia.
El suelo pélvico no sólo es un grupo de músculos que regulan la contención y la expulsión de orina, gases y heces, sino que también sujeta estructuras en su sitio y limita su movilidad, sirve como fuente de placer, facilita la lubricación y más cosas.
Sin embargo, normalmente, cuando vamos al ginecólog@ por alguno de estos motivos, no solemos encontrar respuestas más allá de «estás bien», «es normal» o «te vas a tomar esta pastilla», y esto es bueno, porque significa que desde el punto de vista médico estamos bien, pero, ¿y desde el punto de vista del fisio?. Desde el punto de vista del fisio mucho tenemos que hacer.
Te cuento un poco los motivos más frecuentes de consulta:
Lo más importante para mi, en este punto, es aclarar que la menopausia no es una enfermedad, sino una etapa del ciclo vital. ¿Qué es negativo? la sequedad general de la vulva, la aparición de prolapsos, la falta de lubricación, el dolor durante las relaciones… Esto si es un aspecto negativo que puede mejorarse con fisioterapia y con medicina.
Entendiendo que hemos de adaptarnos a nuestra nueva situación en la que ya no somos fértiles y nuestros niveles de estrógenos disminuyen de forma importante, hay muchas herramientas que pueden ayudarnos a sobrellevar estos cambios y conseguir disfrutar de esta etapa: desde la medicina existen tratamientos para estos síntomas, y desde la fisioterapia también.
Con fisioterapia trabajaremos el estado de tus músculos y tejidos, estimularemos la vascularización de la zona para facilitar la lubricación e hidratación, te enseñaré ejercicios para mantenerte en el mejor estado posible y te daré pautas y herramientas para que puedas mantenerte activa.
Un prolapso es el descenso de un órgano pélvico: de la vejiga, del útero, de la parte superior de la vagina, o del recto, de forma que ocupan la propia vagina. Normalmente, no vamos al ginecólogo hasta que notamos un bulto en la vagina o bien tenemos la sensación de tener un tampón mal puesto de forma constante. Bien, esto puede ser por rotura de alguna estructura que sujeta al órgano en su sitio o por distensión/estiramiento del mismo. Entonces, ¿qué podemos hacer?
No sólo trabajaremos tu suelo pélvico para evitar que el prolapso vaya a más, sino que trabajaremos el resto de estructuras y tu postura para que ayuden a este mantenimiento o ligera reducción. También te daré herramientas para que no te moleste el prolapso en tu día a día o en actividades íntimas.
Es importante decir que, si las estructuras que sujetan el órgano se han roto, por más que trabajemos, no podremos resolver el prolapso, y la única posibilidad será la cirugía, por lo que un diagnóstico médico es muy importante en este caso.
Muchas veces notamos que tenemos infección de orina y, cuando el médico nos pide un análisis de orina, el resultado es negativo. Bien, no tenemos nada, pero la sensación sigue ahí, ¿qué podemos hacer?
Valorar primero cómo están las estructuras internas, porque muchas veces esta sensación es consecuencia de tensiones internas, contracturas, alteraciones de la sensibilidad, o de una inflamación no resuelta. Y, en segundo lugar, estudiar cómo orinas para ver si hay algún componente irritativo en tu día a día al orinar.
El abordaje desde la fisioterapia suele dar resultados muy positivos en estos casos. Tanto con trabajo vía vaginal como con trabajo externo, utilizando terapia manual o masajes, diatermia o radiofrecuencia, y otras técnicas como la electroestimulación y la neuromodulación además del ejercicio terapéutico.
En estos casos es conveniente que el urólogo te haga algún examen de orina además del análisis, en caso de que sea posible, para descartar otras patologías además de bacterias o virus.
Por desgracia, a día de hoy aún se sigue menospreciando el impacto que tienen las cirugías abdomino-pélvicas en nuestro suelo pélvico y calidad de vida. Si para una cirugía de hombro, de rodilla o de espalda se hace rehabilitación ¿por qué para este tipo de cirugías no?
La pelvis, como parte inferior del tronco, recibe todas las fuerzas que pasan por él. Por ende, el suelo pélvico, que es la parte inferior de la pelvis, recibirá de forma directa o indirecta todas estas tensiones y fuerzas, pudiendo provocar dolor pélvico, sensación de infecciones recurrentes, alteraciones de la sensibilidad, lumbalgias, etc.
Si notas algún problema desde que ha pasado un tiempo prudencial de la cirugía, no estaría de más que te valorasen a nivel de fisioterapia.
El dolor menstrual es un tipo de dolor pélvico, que es un poco el cajón desastre de todos aquellos dolores que se presentan en la zona del suelo pélvico, la parte inferior del abdomen y, en algunos casos, la zona del sacro y caderas. Estos dolores pueden venir de contracturas, tensiones musculares, problemas de ligamentos, tendones, problemas de movilidad, alteraciones nerviosas, vasculares y cicatrices entre otros.
El tratamiento desde la fisioterapia, una vez descartadas patologías relevantes por parte del ginecólogo, requiere de una visión global de la paciente: estudio de su historia clínica, lesiones anteriores, actividades deportivas, patrones alimenticios, postura, estado de los tejidos, movilidad, etc.
El dolor pélvico crónico suele ser un tipo de tratamiento bastante complejo, pero una vez se da con la tecla, es capaz de cambiar completamente tu calidad de vida a mejor.